Foto de Fedja Grulovic (Reuters)
Tras los atentados yihadistas en Bruselas del martes 22 de marzo se han producido innumerables reacciones de solidaridad.
La imagen de este niño en el campo de refugiados de Idomeni, en Grecia, ha sido de las más difundidas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Sorry for Brussels, Lo siento por Bruselas. Los refugiados de Idomeni están huyendo del mismo horror que ha golpedado Bruselas esta vez, Estambul tres días antes, París en enero y noviembre de 2015, Londres en 2005, la masacre del 11-M en Madrid, en 2004, y el inicio de todo, el 11-S, la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001.
Estos atentados tienen repercusión inmediata en nuestro entorno, en la televisión, en los periódicos, en Twitter, porque los consideramos cercanos. Nos los hacen a nosotros, a nuestra cultura, al mundo occidental. Inmediatamente aparecen expertos explicando y opinando sobre lo ocurrido, sin embargo, es preciso comprender que ningún analista puede disponer de información fiable inmediatamente tras los atentados. Los únicos que poseen datos precisos son los policías y los periodistas que se encuentran en el lugar de los hechos, es mejor atenerse a las fuentes oficiales y no difundir -véase retwittear- informaciones que no se sabe muy bien de dónde provienen. Creemos que estamos colaborando y sólo añadimos confusión y desinformación.