Yo tampoco me concentro

Llevo tiempo mosqueada porque me cuesta concentrarme en la lectura. Parece ser que no soy la única y puedo dejar de sufrirlo en silencio, según parece el confinamiento ha provocado esta situación en bastante gente.

Me gusta leer, siempre ando con un libro entre las manos y aprovecho cualquier oportunidad para sumergirme en sus páginas y olvidarme de todo pendiente solamente de la historia que me están contando. Pues últimamente no hay manera, llevo con el mismo libro por lo menos un mes, y no es normal. Si un libro me aburre lo dejo sin más, pues quizás no es el momento de leer ese libro en concreto. Me ha pasado alguna vez que he retomado el libro apartado y una vez empezada la lectura ya no he podido soltarlo, que es lo que a mí me gusta. Esto me ocurrió en concreto con El nombre de la rosa, lo empecé a leer por lo menos tres veces y no me despertaba ningún interés. Yo lo intentaba repetidas veces porque todo el mundo hablaba del libro y yo me preguntaba qué demonios le verían. Una noche lo volví a coger para leer algo en la cama y ya no pude dejar de leerlo hasta que se acabó, con gran dolor de mi corazón, por cierto.

Ahora no me pasa lo mismo, me gusta lo que leo, me interesa la historia, la disfruto incluso, pero no puedo permanecer leyendo mucho tiempo. Empiezo a estar incómoda, me encuentro leyendo el mismo párrafo una y otra vez y acabo dejando el libro para cambiar de actividad: dar un paseo, poner la lavadora, echarle un vistazo a la tele. Como coja el móvil ya la hemos fastidiado, porque eso si que me cuesta soltarlo. El tiempo se me va cotorreando por las dichosas redes sociales. Me distraen, no necesito concentrarme para seguir la historia. Todo es inmediato y paso de un punto de atención a otro dando saltitos. Al final me siento mal porque me parece que estoy desperdiciando mi tiempo, lo que hago desfilar por la pantalla del móvil me interesa, si, pero no profundizo ni desarrollo nada. Guardo un montón de cosas que han despertado mi interés para verlas más tarde con calma y sacar conclusiones más elaboradas que las derivadas de un simple vistazo, algo que no hago y ahí se quedan amontonadas. Y cada día es lo mismo porque ya me he creado una rutina.

En esas mismas redes sociales mucha gente se está quejando de lo mismo que yo, les cuesta concentrarse. Bueno, por lo menos se que no estoy sola en esto. Esta sensación de dispersión y falta de concentración se manifiesta debido a las condiciones especiales en las que vivimos debido a la pandemia. Estamos más pendientes de las noticias -y de las noticias falsas- de las medidas que hay que tomar, de los cambios de esas medidas, de cuándo se acabará esto y de cómo van a cambiar nuestras vidas. Aunque no es solamente esto, en Maldita Ciencia cuentan que  algunos estudios indican que hemos ido disminuyendo nuestra capacidad de atención desde el año 2000, y esto se debería al uso de smartphones y ordenadores. Abundando en la falta de atención, el sociólogo americano Clifford Nass llevó a cabo estudios relacionando la deficiencia de atención con la multitarea, que disminuye nuestra capacidad de concentración. Esto es lo que viene a decir también Nicholas Carr en su libro Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

Con esto de la pandemia estamos inquietos. La inquietud nos provoca ansiedad, nos cuesta más mantener la atención y buscamos actividades gratificantes inmediatas como ir saltando de una red social a otra o de página web en página web, y así es como no conseguimos acabar el libro que estamos leyendo.

Las soluciones pasan en primer lugar por dejar el móvil en otra habitación si vamos a leer un rato; para mantener la atención hay que evitar estímulos que nos distraigan. Esto acabo de hacer esta tarde y ya he conseguido adelantar algo en la lectura de Bajo la red, de Iris Murdoch, que me está gustando bastante. Otra idea que me gusta es la de llevar una especie de cuaderno de lecturas donde anotar las impresiones y los sentimientos que nos producen el libro que estamos leyendo, con papel y boli, por supuesto. Revisar cosas escritas en el pasado resulta interesante y sorprendente, cuando lo hago siempre encuentro cosas que ni recordaba y las vuelvo a vivir.

Ya tengo ganas de empezar, lo del móvil ya lo he hecho. Me falta conseguirme un cuadernillo y ponerme a escribir como si no hubiera un mañana. Aquí también lo podría hacer pero quiero ver como formo palabras con mi mano sobre el papel.

Deja un comentario